sábado, 13 de febrero de 2010

La Radiestesia un fenómeno desconocido I

Lic. Carlos Rafael Diéguez B
Me propongo escribir varios artículos que tratan de poner en su justo lugar a la radiestesia. Si el fenómeno hoy apenas se conoce se lo debemos por una parte a los detractores y por otra a los medios de comunicación que han hecho caso omiso a las pruebas documentales desde la xilografía del año 147 cuando ya se usaba la radiestesia, o los testimonios del Dr Leodegario Lufriu Diaz que hoy dan cuenta que los restos del Che y sus compañeros fueron hallados por especialistas cubanos utilizando técnica radiestesicas.

En la antigüedad las labores de prospección se realizaban gracias a lo que algunos llaman seudo ciencia, pero en aquel momento cuando no se esgrimían argumentos científicos, el emperador Yu, de la dinastía Hsía, quien gobernó China entre los años 2205 y 2197 a.C. ya se valía de la radiestesia, lo sabemos gracias a un grabado de madera donde se ve al emperador, célebre hidrólogo, y un notable experto en la búsqueda de yacimientos mineros, manejando una varilla de dos ramas, la cual tiene la apariencia de un diapasón.

El destacado investigador colombiano Eduardo Benavides autor de libros como “Cursos de radiestesia Práctica” “Huna La Ciencia de los Milagros” y diversos manuales relacionados con ondas nocivas, biomagnetismo, energía piramidal, equipos radionicos y otros, antes de morir dejó diferentes tratados que evidencian la efectividad de la radiestesia.

Benavides recuerda que en Egipto fueron hallados sarcófagos, en el Valle de los Reyes, y encontrado varitas y péndulos muy parecidos a los instrumentos de Radiestesia que se usan en la actualidad. De allí que se crea que en Egipto- el país de los misterios -, se practicó, hace miles de años, la Radiestesia.

Tambien en Babilonia los “barus” o adivinos emplearon, en su trabajo de adivinación, unas varillas o varas llamadas “gris-sim”. Otros autores como Fiorello y María Cristina Verrico, en su obra Magia del Pendulo, Edizioni Mediterranee, 1978, plantean que en Etruria existió una especie de “colegio” o “escuela” de “donde salían iniciados, así: el frontac (fulguroso), el netvis (augur), el trutnvt (auríspice) y el barinula (manejador de varillas), encargado de encontrar agua subterránea y tesoros ocultos”.

Los romanos emplearon las radiestesia en las labores de construcción, no son pocos los que ha manifiesta que Roma se edificó gracias a la observación de los lugares que dormían preferentemente los caballos y los perros. Se cuenta además que numerosas ocasiones el emperador Juliano llevó a Persia radiestesistas etruscos para buscar agua potable. La varilla romana se llamaba “lituus”, y Cicerón, en sus obras Tractatus de Divinatione y de Officiis, menciona los varios usos del “lituus”.

Los romanos denominaban a la Radiestesia como Etrusca Disciplina, y la difundieron por todo el imperio.